jueves, 22 de noviembre de 2018

Miles de dólares en sobornos para que el Chapo tuviera teléfono en la cárcel y relaciones sexuales con sus esposas

A lo largo de la audiencia de este martes en el juicio de Joaquín "El Chapo" Guzmán el testigo de la fiscalía Miguel Ángel Martínez Martínez explicó cómo el acusado transformó su vida durante el llamado "boom de la cocaína" de los años noventa. También detalló que gracias al pago de un soborno, de unos USD30 mil a USD 40 mil mensuales, a una persona ligada al director de la cárcel del Altiplano en México cuando el Chapo estaba preso en 1993 para que el acusado tuviera un celular y pudiera tener relaciones sexuales con sus esposas.
Comentó que consiguió -gracias al pago de sobornos- también metió comida gourmet, zapatos, ropa y otras facilidades. Las coimas al funcionario se pagaron por entre 6 u 8 meses, dijo el ex miembro del cártel de Sinaloa.

Los jalapeños

Martínez, el segundo ex miembro del cártel de Sinaloa que testificó como testigo colaborador del gobierno estadounidense. En su segundo día en el estrado dió a conocer nuevos detalles de cómo Guzmán transportaba "de 25 a 30 toneladas" de cocaína al año en los Estados Unidos en latas de jalapeños  antes de  el método fue descubierto en 1993 por las autoridades norteamericanas.

Martínez explicó a los jurados los entretelones de las peripecias de la vida del acusado en México, las riquezas logradas con la venta de cientos de toneladas de cocaína en los Estados Unidos. 

Según el testigo, Guzmán empezó a incrementar su fortuna en 1990 con la sofisticación de los métodos para pasar la droga desde México a Norteamérica, a través de túneles, trenes, latas de jalapeños y camiones doble fondo, entre otros.

Guzmán empezó adquirir propiedades inmobiliarias en México, el balnearios de las playas, compró 4 jets, ranchos y llegó  un momento en el que decidió comprar un rancho en Gualadajara que transformo en un zoológico particular donde logró poseer tigres, leones, panteras, venados, trenes de paseo por las amplias hectáreas de terreno. Asimismo, viajó por el mundo, desde Macao, Tailandia, Hong Kong y Japón a todos los países de Europa, incluida Suiza, donde pagó los tratamientos en una clínica "donde ponen algunas células en ti para que te mantengas joven". disfrutó de comodidad y las ganancias eran tales que daba regalos costosos. 

Dijo que el Acapulco se había comprando una casa que valía $ 10 millones, con canchas de tenis, piscina, donde atracaba un yate llamado "Chapito".

Martínez dijo que Guzmán había ganado tanto dinero que obsequió a sus empleados unos 50 vehículos que tenían un costo de entre USD 30.000,00 y USD 35.000.00 por unidad.  Al testigo le regaló un reloj Rolex de diamantes.

Martínez Martínez trabajó muy cerca de Guzmán desde 1986 hasta 1998, cuando se produjo el ascenso del líder en el cártel de Sinaloa. Durante el testimonio, el testigo explicó cómo se inició la guerra entre el cártel de Sinaloa y el de Jalisco, con los hermanos Arellano Felix.

Escuchas

El testigo explicó que entre las estrategias usadas por Guzmán para espiar a sus rivales, a los compadres, novias y amigos el acusado se había comprado en Estados Unidos una máquina que permitía clonar teléfonos, una alta tecnología de escuchas y equipos de monitores que le permitió ser uno de los hombres mejor informados. 

Martínez Martínez comentó que el Chapo quería saber qué pensaba de él su gente su gente y sus enemigos "Sus enemigos, sus amigos, sus competidores, a quien él quisiera" incluyendo a las novias.

Manifestó que la organización de Guzmán había clonado las latas, etiquetas, y cajas de una compañía real, La Comadre para evitar el escrutinio de la FDA. Le dijo al fiscal que habían usado ese mecanismo porque era mas fácil trabajar con una marca que ya tenía los permisos para exportar los jalapeños a los Estados Unidos. 

Ese método lo usaron por un tiempo y comentó que empacar entre 600 y 700 latas con ladrillos de un  kilo de cocaína era muy difícil para los trabajadores. Inclusive, comentó que los empleados se habían intoxicado ya que cuando presionaban la droga en la lata expedía en el aire la cocaína.

Los envíos en las latas de jalapeños también le crearon problemas con los proveedores colombianos, en especial con Juan Carlos Ramírez Abadía alias "Chupeta" porque este decía que la cocaína perdía pureza  y reactividad cuando era empacada con presión en los envases de metal. Esta queja obligó a que hubiese un cambio de producción a ladrillos de medio kilo rodeados de arenilla para reproducir el peso y la sensación del agua y de pimientos reales sin comprometer la calidad.

El testigo dijo que en la medida que se mejoraban los envíos, Guzmán lograba ganancias en efectivo millonarias, a tales extremos que Martínez Martínez se veía obligado a depositar entre $ 10 y $ 12 millones al mes en bancos mexicanos para lo cual pagaba sobornos a los empleados de las entidades financieras. 

También explicó que Guzmán tenía almacenado fajos de billetes en residencias privadas.

Cuando el Chapo fue arrestado le pidió a Martínez que se encargara de atender a una de sus esposas llamada Griselda y sus hijos Edgar, Joaquín, Ovidio y una niña. El testigo les prestó seguridad, le dió casa, dinero y les regalaba carros. "Nada les faltaba", dijo el testigo.

También mencionó a otra de las esposas llamada Alejandrina y sus hijos César, Archivaldo, Alfredo y una niña.

Martínez también describió cómo el cartel de Sinaloa estaba introduciendo de contrabando toneladas de cocaína en los Estados Unidos, a través de túneles excavados debajo de la frontera, en camiones cisterna con compartimientos secretos. De regreso a México los camiones iban repletos de decenas de millones de dólares en efectivo que se quedaba en Tijuana, donde Guzmán enviaría sus jets privados cada mes para recogerlos. En promedio, cada avión llevaría hasta $ 10 millones, dijo el testigo.

Guzmán, de 61 años, fue extraditado enero de 2017 y está acusado de utilizar la intimidación y la violencia para dirigir una empresa criminal que traficó miles de toneladas de cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas logrando ganancias que según el gobierno estadounidense rondan por  $ 14 mil millones. Se espera que el juicio dure cuatro meses.

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